16 de diciembre de 2009

writer´s block,


leer leer leer leer leer leer
escribir escribir
proporciones...

Hace cinco meses
viste la última película,
la última "visible"...

cuando no sale, no sale
y para qué insistir
si no sale,
ya pasa, ya pasa mi niño,
mi negrito...

ya pasa ya vuelve
la araña
la más araña
la muzza
la musaraña

21 de septiembre de 2009

Elegía...


Escribir sobre los bancos,
y de noche en el meadero.
Mirar sin terror o lástima
el hueco en la cabeza del soldado.
Escapar —tal vez— de la escuela
y de la madre.
Rajarse campo adentro
al estanque o al lago.
Viajar en el tren del invierno;
y la caminata sobre todo.

París, Charleroi, Roche, Londres,
Somalia, Marsella.

Poner a jugar las letras, y colgar
del cielo campanas.
La cerveza bajo el tilo;
la partida perdida;
abolir la poesía;
la influencia de nadie;
jugar a lo que odiaba;
volver amarrocado.

Elegía, sin pensarlo
—pero sabiendo como nadie—
ser
the gangster,
the papichulo,
the last moderno.




Not today

Miami como el barrio
peronista del norte.
Se publicita el nuevo rico
en la parodia alimentaria
de los miles frente al TV
Son ollas populares,
grabaciones o lives
en la tempestad nocturna.
Yo me quedo con el vodka
y con la insensata fábrica de peligros que
son mis héroes mis amigos.

Algún día va a suceder
pero no hoy
no hoy.

30 de agosto de 2009

La gorostiaguista (old folkie tune from the sacha)


Hey paisano, no confunda!

Que el Norte no es la pampa húmeda!

Qué lindo sonido, fresco, dulce, alegre y tristón

... sachamusic!


Y dice Casas:

El hombre del campo mira pasar el río.

El hombre de la ciudad mira pasar al tren.

Ambos reflexionan sobre el pequeño mecanismo

de los acontecimientos...

25 de agosto de 2009

miércoles una a.m.

Boludeo sin sentido por la red. Internet. Dónde están los amigos que nunca volvimos a ver? En las mudanzas perdemos algo más que objetos? Cuántos de esos viejos conocidos, conpinches nocturnos, compañeritas de secundaria con sexos imaginados mil veces, profesores, amiguitos de la infancia, de las bandas de rock fallidas, armadas y desarmadas una y mil veces, viejos rostros deformados por el alcohol, las drogas, habrán muerto? Y de qué forma?
Un pensamiento que viene con el café y los camel, y el brilloso replandor del monitor, única luz de la casa.
Las niñas duermen; la madre duerme...
Las perros de Charleroi afuera ladran a las malas sombras.
Hoy hizo calor. Hoy cacé una laucha con la mano antes que la viera la bromatóloga . Hace varios días sin panic attacks. Pero estoy cansado del clonazepam.
Buscando gente perdida en facebook, nunca llegaremos a nada!

Ultimo cuak

Qué culpa es la nuestra;
qué culpa tenemos los enfermitos
si hace tiempo ya
que los gallos quedaron afónicos
y en su ventanita pequeña y palidecida
ni un simple grillo canta?
Macetas rotas de las ventanas, parterres de tierra húmeda, llorada
el día de la borrachera última
tropezando entre las flores
los cordones, los cactus erizados.

Qué sentencias debemos sufrir
cuál guillotina u horca nos va a abrazar el pescuezo?

Y qué benévolo paisaje se va a quedar jugando
—como la nieve hace con el invierno—
en mis ojos y en los de ella
inmediatamente después que se nos escape como un esputo de la vida que perdemos,
el último cuak?

Cara de K

a la Dra K



Es un hecho delicado — ¿cuándo no?―
un día soleado que le hizo bajar la guardia, o al menos fingirlo;
tambalearse sobre mí (que ya era otro)
atravesada por los vidrios negros, naranjas,
de su ventana
que los rayos de sol cabalgaban.
Cayéndose a mis brazos, tropieza con su rencor, orgullo quebrantado
entre mi lentitud y su urgencia por saltar
a la vida
que no supo lograrse,
para no decir que es sólo
un sueño...
Humedad habita cada rincón abatido de su cuerpo, del mío.
M: —Antes me colgaba al sol, hacía de mí su cometa...

K: —Limítese a vivir, respirar, caminar entre los tiestos rotos de mi vieja ventana; regresé cuando se sienta viejo y descolorido,
asómbrese de que aún la puerta continúe con el cerrojo forzado;
imagine,
recuéstese a soñar, padecer mi ausencia;
escuche esa pequeña caja musical de espejos de agua helada, piense el poema que le falta a su colección;
dígame que no es verdad la fascinación de mi media cara
ese pedazo de rostro mío que le ofrezco por la pantalla
cuánto más pida más dolor traerá, lo sabe...
abandone sus chillidos, congráciese con mi mundo aunque jamás le permita habitarlo
y sepa lo que intentó ignorar, enséñeme mis mentiras
lance esas daguitas a mi trágica carita snob;
olvide mi concha, mis tetas:
¡su remedio está tan lejos...!

16 de agosto de 2009

Una construcción anular


Ella escucha trip-hop en el corazón de mi parque. Este parque cerrado o encerrado en medio de una construcción que es un anillo, como un pequeño y privado coliseo, como una plaza de toros. El parque, de una belleza antigua y prototípica, ostenta el césped más perfecto jamás visto. Uno, andando por allí, descalzo y sin preocupaciones, se siente más gusto que un amante sobre su amante.
La construcción, que es un círculo, si se la observa desde el cielo (así imagino que la verán los dioses, o el dios, o dios) lo envuelve a uno, que está en medio del jardín encerrado.
Y este edificio totalmente blanco, níveo, cuenta con un extenso número de ventanas a las que rara vez alguien se asoma. Y hay también escaleras que suben y bajan aunque nadie jamás ha tenido, acá, que bajar o subir.
Y por último confesaré, que acá, en medio del parque, ella malgastó su vida y los sueños. Los muros antes blancos, ahora tan rojizos y tan, nada...
Abandonó todo, y entre el césped, las flores, la música sabia, su cuerpo se extiende inerte, y aún sus dedos débilmente tibios, sujetan nerviosamente un manojo de discos, y el frío acero de un arma sin alma.


Después aquí bailará Trip-hop


Si abro el portón de mi parque, coloco frente a él una silla (la que más me gusta por ejemplo), me siento y espero. Espero... ¡no importa cuánto tiempo! Si me siento a esperar frente al portón, en medio de mi parque: ¿Vas a venir? ¿Vas a llegar corriendo para quedarte toda una temporada atrapada voluntaria en esta trampa para dos?

8 de agosto de 2009

Cosas de la convivencia

La auto consolación
la recíproca estima
la gestión automática
y el engendro de la familia
conviven en silencio
sin necesidad de reproches.

El manillar áspero del colectivo
y el olor metálico que deja en tus manos.
El borrador de tu vida que
vas a quemar a los treinta.
La potencia que el alcohol
le da a tu olfato.
Los goles que definen la alegría semanal
en el minuto 50´.
Big my secret y Debbie de
The piano sings.
Eso que a los diecinueve
te empezó a faltar
o a fallar.
Acá está todo.
Junto al engendro familiar
conviven en secreto
sin demasiados reproches.

Inseguridad


Están pidiendo pena de muerte — ¡guillotina y horca!—
a los 10, 11 o 12...
Quieren terminar con el miedo, el anticlímax del relajo...
Clase media desesperada.
La sonrisa ácida desde el talk show, reality shop,
polis chou.
El vecino cambió sus collies por un rottweiler sin cogote
y mientras a la salida de la escuela se reparte paco a mansalva
adentro se sintetiza la droga concupiscente.

4 de agosto de 2009

Segoviano

Y si viene Segovia y termina con el arte y con la muerte?

Daniel Durand

Palabras que fosforecen después de escupidas;

el rock está muerto

y la groupie que ya es abuela;

tu despedida enfurecida que hace de un portazo saltar el picaporte;

la ropa de fajina del matrimonio que se torna ceñida;

el coito interrumpido y

la paja en el baño con desgano; luz artificial desde la calle, la ventana, llega media muerta

a abrazarse a esta belleza tibia.

diez años fuera de Caseros

fueron una cárcel sin las visitas ni los turnos de guardia;

ahora, sin haber cumplido la promesa morrisoniana

de largarte a los veintisiete,

estás en el palacio del exilio, donde la cerveza helada

y el ansiolítico amor del rivo

Y a Segovia se lo llevan de los pelos

(saltó lo de la efedrina)

Yo lo conozco a Segovia!

Al negro Segovia, me lo presentó Pastore;

allá en Villa Luro vive el negro, que no se daba con nada

hasta que mostró la hilacha,

y sacó de la media

un bagullo fresco y oloroso

casi tan rico

como la goma de Caballito

el negro Segovia —que no hacía ninguna—

toma merca y cola pepa

ya nos pasó a todos

—danza el pacman del Savoy—

es el héroe del whisky, el más de los Treinta,

es el pulenta de Liniers

Ojala venga el negro y termine con el arte

y con la muerte!

Religiosa

La todopoderosa cereveza de los montes te va fajando linda y prolijamente. Cada pinta o jarra nueva es un cross cruzado a la mandíbula.
Mientras, sentís que la rutina familiar te está llevando al knock out de besar la lona o abrazarte a las cuerdas como haría la terrible Mantis a una pequeña rama

3 de agosto de 2009

Épico

En busca de la nueva épica me metí a barrabrava en el club de los amores de mi viejo. Las tribunas desbordan de siouxs y de pawnees. Con sus colores van a una guerra de escasos muertos; alaridos que el viento arremolina, y entre cajas de vino ácido, tambores opacos como el corazón de un inmediato muerto.

En busca de una nueva épica me perdí en los recitales, los estruendos del cornezuelo; entré en la boca del lobo de la noche, con la cabeza en un pozo y las yemas de los dedos a dos-veinte.

En busca de la nueva épica todavía ando buscando.

31 de julio de 2009

Yo era una vez...

Yo era una vez pacifista en las plazas.
Ahora me compré un revolver
y me podés ver en las esquinas.
La ropa raída ya no está en
mi soga
y voy a resaltar
que si te vas de casa
el frío te va a llevar hondamente
a lo hondo.

Vos y mi perro



Mi perro es una hiena espantosa
un plañir estentóreo de verano
una negra carrera enrarecida
atravesando los pastos altos
y el campo de adormideras.

Mi perro de Charleroi
es un terrible aullido a la luna
y un enojo hacía los techos
y las malas sombras.

Mi perro suda en verano
y el invierno
le sienta tan cómodo.

Vos no sos como mi perro
no te basta con alcanzarme una vara
ni con los huesos muertos.

29 de julio de 2009

Wild Billy



Los Pawnees de tu memoria
y ayer los
de la mía
están surcándote con flechas saladas
la babosa del cerebro.
¿Creías que todo se
esfumaba así, de repente?
En cada acorde de Pat Garrett,
ayer,
que llovía el cielo caía
desplomado
te sentías...
la espalada en Hojas de hierba,
la cara hacía el azul
sin fin,
un cowboy
atravesado por saetas insistentes.

“Billy you are so far away from home...”
Es esta forma de caer flechado
tan fácil sobre al prado
“Spend the night with some sweet señorita...”
Quién pensaría
ahora en entonar un canto de sí mismo?
La sangre en la hierba
los ojos más cerca del cielo
y la guitarra
rasgada
tintineante y campanil;
una caja gigante
la acústica como de un corazón
que ya no soportó
ni el mínimo enmiendo más.

¿Y cuando son azules qué?

Nos olvidamos algunas certezas...
la corriente nos arrastró, Laurita,
nos arrasó el tiempo
y todo se deshizo
nos deshizo.
Carne es carne
y no es más que lo que ayer lo fue.
Si algo persiste no lo busques en fotos
ni en viejos diarios,
que los accidentes hablan como huracanes

¿no ves que empieza leve,
se levanta,
se eleva últimamente?

Cada melodía me lleva...
a cada sueño verde
me lleva a otro sueño verde

¿y cuando son azules qué?

28 de julio de 2009

Querido primo, crecimos



Crecimos en el rencor de nuestra invalidez. Con el pecho colmado de ira, como si repentinamente, a la más mínima mirada o palabra, algo parecido a fuegos artificiales nos explotase dentro. Iluminados así, con los dulces destellos del recelo o acaso resentimiento, éramos capaces de las más altas atrocidades.
— ¡Ja!...ni vos te lo crees ¿De en serio? ¡Ah!...vamos, no mientas.
— No creas. No es necesario. Además tu incredulidad no me extraña en lo absoluto, digamos…te caracteriza. Pero aún así, lo que te cuento es tan verdad como vos y yo sentados en los asientos traseros de este automóvil, a esta hora, con el sol mañanero apuñalando de este modo el parabrisas; como la fugacidad de los árboles al borde de esta ruta; como el viento que ahora mismo entra por la ventanilla, da un par de vueltas bajo las butacas, y vuelve afuera, a la inmensidad del campo que vamos atravesando casi sin darnos cuenta...
— No sé, no sé...bah...puedo creerte, tal vez. ¿Tu madre haciendo eso con el abuelo? No es tan simple...
— ¡Shhhh! ¡Callate! Ese que maneja es mi papá, por si no te enteraste.
— Bueh...manejar lo que se dice manejar...A mí me parece más bien un zarandeo bobo. Decile algo, dale.
— Papá— ¿Qué pasa? ¿Qué querés?
— ¿Falta mucho para llegar?
— Sí, muchísimo, quédense ahí quietitos, y sin cuchichear... ¡mierda, déjenme escuchar la radio carajo!
— Papá...
— ¡¿Queeé?!
— ¿Te quedan muchas cervezas más?
— Sí, ¿y qué?
— El camión... ¡papá, el camión!
Odiaba cuando proponías jugar a los autitos chocadores y me embestías, distraída, por atrás, y yo terminaba de espaldas, suspirando, amándote y riendo a voz en cuello, mirando de reojo como las ruedas de mi silla seguían girando.Crecimos en el rencor de nuestra invalidez....Odiábamos tanto a los maratonistas, a los deportistas de cualquier tipo, a las bailarinas y a los trapecistas. Llevábamos a cuestas un dolor indecible, lo soportábamos a duras penas, apoyándonos el uno en el otro, nadie sabe, nadie sabe amor...Y a los dieciséis por fin decidiste desnudarte frente a mí. Y yo te imité, porque iba a seguirte hasta el final de nuestra amarga suerte.
Ahí estaban nuestra desgarrada desnudez, nuestras cicatrices y nuestros inútiles miembros. Todo abrasándose, fundiéndose y haciéndose una misma tragedia, en el oscuro frescor de tu cuarto.


de EL LIBRO DE K, dedicado, por supuesto a K

La Plata city

Cuando todavía me habituaba a soñar
cuando preparábamos juntos la dosis
ella sonreía.
Ella elegía los colores para el cielo
y para
el cielorraso y las paredes.
También ponía a todo volumen
las melodías.
Ahora el desayuno frío
es demasiado para uno.
Y bueno,
en La plata, tal vez
sepa
encontrarme y perderse
en la diagonal.

Celebración


Tan anacrónica como un oscuro y tupido mostacho en que se atascan las migas, la sopa, la espuma de cerveza o la salsa de spaghetti, nuestra relación es rarísima, y en el amplio salón donde el champagne se descorcha y la espuma brota en un tintinear pegajoso, torpes, como siluetas de cartón recortado, intentamos entendernos en una danza monótona y a destiempo, ignorando que ya nadie en la fiesta queda, y que nuestra imagen —aunada por el baile— igual que la escena última de una película demasiado mala, empequeñece al ritmo fugaz en que se aleja la cámara.


27 de julio de 2009

En la ola...

En la ola podes ir:
despegando
en apogeo
o cayendo.
Pero si ya ni un gramo te pega
o te pone a cantar
el simple aroma de un vaso
de cerveza,
estás lista querida.
Estás lista,
y la ropa tirada,
indiferente por el suelo
o acartonada en la soga, bajo la helada,
perdió todo perfume olor rastro
de que una vez
hubo vida
o algo vivo
en nosotros

Verano escandinavo

En el verano me porté como
un viking depresivo:
engordé 10 kg,
me tomé 10.000 cervezas
y escuché las canciones más tristes de la época.
Lloré como la mujer
del nórdico que tomando casco y espada
se lanzó a la nave
y se fue a que lo trague el mar
en su barquita rompeolas.
Lloré como una rubia de trenzas
sola en la playa
¡nieblas!

En el verano me porté como
un viking depresivo:
engordé 10 kg,
me tragué 10.000 cervezas
y escuché las canciones más tristes de las sierras.