25 de agosto de 2009

Ultimo cuak

Qué culpa es la nuestra;
qué culpa tenemos los enfermitos
si hace tiempo ya
que los gallos quedaron afónicos
y en su ventanita pequeña y palidecida
ni un simple grillo canta?
Macetas rotas de las ventanas, parterres de tierra húmeda, llorada
el día de la borrachera última
tropezando entre las flores
los cordones, los cactus erizados.

Qué sentencias debemos sufrir
cuál guillotina u horca nos va a abrazar el pescuezo?

Y qué benévolo paisaje se va a quedar jugando
—como la nieve hace con el invierno—
en mis ojos y en los de ella
inmediatamente después que se nos escape como un esputo de la vida que perdemos,
el último cuak?

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