Y si viene Segovia y termina con el arte y con la muerte?
Daniel Durand
Palabras que fosforecen después de escupidas;
el rock está muerto
y la groupie que ya es abuela;
tu despedida enfurecida que hace de un portazo saltar el picaporte;
la ropa de fajina del matrimonio que se torna ceñida;
el coito interrumpido y
la paja en el baño con desgano; luz artificial desde la calle, la ventana, llega media muerta
a abrazarse a esta belleza tibia.
diez años fuera de Caseros
fueron una cárcel sin las visitas ni los turnos de guardia;
ahora, sin haber cumplido la promesa morrisoniana
de largarte a los veintisiete,
estás en el palacio del exilio, donde la cerveza helada
y el ansiolítico amor del rivo
Y a Segovia se lo llevan de los pelos
(saltó lo de la efedrina)
Yo lo conozco a Segovia!
Al negro Segovia, me lo presentó Pastore;
allá en Villa Luro vive el negro, que no se daba con nada
hasta que mostró la hilacha,
y sacó de la media
un bagullo fresco y oloroso
casi tan rico
como la goma de Caballito
el negro Segovia —que no hacía ninguna—
toma merca y cola pepa
ya nos pasó a todos
—danza el pacman del Savoy—
es el héroe del whisky, el más de los Treinta,
es el pulenta de Liniers
Ojala venga el negro y termine con el arte
y con la muerte!
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