3 de agosto de 2009

Épico

En busca de la nueva épica me metí a barrabrava en el club de los amores de mi viejo. Las tribunas desbordan de siouxs y de pawnees. Con sus colores van a una guerra de escasos muertos; alaridos que el viento arremolina, y entre cajas de vino ácido, tambores opacos como el corazón de un inmediato muerto.

En busca de una nueva épica me perdí en los recitales, los estruendos del cornezuelo; entré en la boca del lobo de la noche, con la cabeza en un pozo y las yemas de los dedos a dos-veinte.

En busca de la nueva épica todavía ando buscando.

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