28 de julio de 2009

Celebración


Tan anacrónica como un oscuro y tupido mostacho en que se atascan las migas, la sopa, la espuma de cerveza o la salsa de spaghetti, nuestra relación es rarísima, y en el amplio salón donde el champagne se descorcha y la espuma brota en un tintinear pegajoso, torpes, como siluetas de cartón recortado, intentamos entendernos en una danza monótona y a destiempo, ignorando que ya nadie en la fiesta queda, y que nuestra imagen —aunada por el baile— igual que la escena última de una película demasiado mala, empequeñece al ritmo fugaz en que se aleja la cámara.


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