13 de julio de 2012

Barragán


para la nenita del diagonal



El buque, porque es un buque y no un galeón, encallado en el dique.
Y ahí está, se lo puede ver, el capitán Barragán y su hueste de bestias ebrias. Barragán el sanguinario, Barragán la pantera, Barragán... Barragán el corsario agitando a sus muchachos.

Nos llega el turismo esotérico y es un tedio tantas cacatúas que hacen nido y se aparean en los maceteros, el desmonte, su naturaleza muerta.

Es sábado. Los que se arrepintieron de sus vidas salen en hordas, portafolios en mano, polleras largas empapadas de agua bendita “por si el diablo anda cerca”.
Inoportuno como la muerte, nos despierta el golpe en la puerta. Ya están cebados, hijos de Lutero, nos traen la salvación; podés comprarla en cuotas, pero —eso sí— con intereses. Tarjetas por ahora no, ticket canasta ni hablar.
Te ven seco, perfume a sexo en la boca y el pelo. Otra venta que fracasa, se van por donde vinieron.

Y en El zapato ladra el burrito fotogénico!

Barragán desembarca. Desde el faro es una rave multicolor, hormigas negras que se mueven en manada despiadada.
Ya se viene la algarabía, ¡agarrate Catalina!; recen, bajen las persianas, y apaguen los sahumerios: este es Juan Elpidio Barragán, que viene a bendecir con birra y fuego!
Escondan a sus hijos, aten a sus parejas: Barragán recita a Hölderlin y a los poetas del noventa!
Los hombres del capitán arremeten por el oeste, por el norte.


Barragán cantó:

"¡Ah! La muchedumbre prefiere lo que se cotiza,
las almas serviles sólo respetan lo violento.
Únicamente creen en lo divino
aquellos que también lo son."


Cae la ciudad.

Barragán construye un paraíso en esta ciudad cosmopolita, manda a mudar a los metafísicos
Barragán encegueció a las mujeres y enseñó esgrima a los niños
Barragán entró en la capilla y los templos y habló y enseñó, bendijo y perdonó, todos bebieron de Barragán, sus palabras, su cerveza
Barragán castigó al sectario, le bajó los dientes al parafernálico, increpó a los ovníbobos, robó una sonrisa a los ancianos
Barragán tiró abajo los chamuyos y los mitos, derrumbó las pirámides, echó a los ladrones de la Muni y los balnearios
Barragán abolió la tristeza, los best-sellers y su delincuencia
Barragán recordó con dulzura, a Romilio el alucinado, brindó con el linyera, cantó canciones de viejas guerras
Barragán el Pirata —el capo de la banda— se convirtió en leyenda y hoy se canta en las escuelas, en los bares, en las sierras, la larga marcha de Barragán el esteta

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