21 de septiembre de 2009

Elegía...


Escribir sobre los bancos,
y de noche en el meadero.
Mirar sin terror o lástima
el hueco en la cabeza del soldado.
Escapar —tal vez— de la escuela
y de la madre.
Rajarse campo adentro
al estanque o al lago.
Viajar en el tren del invierno;
y la caminata sobre todo.

París, Charleroi, Roche, Londres,
Somalia, Marsella.

Poner a jugar las letras, y colgar
del cielo campanas.
La cerveza bajo el tilo;
la partida perdida;
abolir la poesía;
la influencia de nadie;
jugar a lo que odiaba;
volver amarrocado.

Elegía, sin pensarlo
—pero sabiendo como nadie—
ser
the gangster,
the papichulo,
the last moderno.




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